lunes, 9 de julio de 2012

Las Expectativas y Dios.


Jeremías 29:11 (BTx)
"Porque Yo conozco mis designios sobre vosotros, dice YHVH: designios de
bienestar y no de desgracia, de daros un porvenir y una esperanza." 


La expectativa suele estar asociada a una posibilidad razonable de que algo
suceda. Para que haya expectativas tiene que haber, por lo general, algo que la
sustente. De lo contrario, sería una simple esperanza que puede ser irracional o
basarse en la fe solamente. Por ejemplo; Si hay una gran convocatoria en un evento
evangelístico y vemos muchas personas, la expectativa es que los asistentes reciban
a Jesucristo nuestro Salvador ¿No?. Por eso la respuesta a dicha expectativa seria
poder acompañar a los nuevos hermanos en su nueva decisión e invitarlos a que se
congreguen en alguna Iglesia.


La expectativa surge en los casos de incertidumbre, cuando aún no está confirmado
qué es lo que va a ocurrir. La expectativa es aquello que se considera más probable
que suceda: se trata, en definitiva, de una suposición más o menos realista. Si la
expectativa no se cumple, se experimentará una decepción (“Pensé que este regalo
te iba a gustar, pero veo que mis expectativas estaban equivocadas”). En cambio, si
la realidad supera las expectativas, la persona sentirá alegría por la sorpresa (“Este
regalo es maravilloso, superó todas mis expectativas”).


La expectativa, en definitiva, está vinculada a una predicción y previsión. A mayor
cantidad de certeza sobre lo que ocurrirá, más probabilidades existen que se cumplan
las expectativas:


“Existe una expectativa muy grande por el anuncio del presidente, ya que varios
ministros señalaron que será beneficioso para la economía”.


Una de las maneras más hermosas de describir a Dios con nosotros, puede ser la
fábula. En las Escrituras, encontré un par de fábulas con un mensaje claro en este
caso es “El que debería ser gobernante no está haciendo lo que Dios espera de él”.
Dos grandes ejemplos se pueden encontrar en la fábula de la zarza de Jueces 9, en
la que Abimelec es la zarza, ya que es un mal líder para su tribu, y en 2 Samuel 12
donde el rey David es rico, pero se lleva la única oveja de un pobre. Ahí podemos
darnos cuenta de que Dios es con su pueblo, y no con un único líder.


Muchas veces nosotros queremos que Hermanos, Amigos, Papas, o hasta nuestros
Propios Pastores o Lideres, tengan una actitud, un comentario, un consejo, o una
palabra o incluso una actitud de servicio o disposición para una proyecto de acuerdo
a lo que nosotros esperamos que sea osea basado en nuestras expectativas, y es
ahí donde no debemos de ser tan ingenuos, ya que no es que tengamos que estar
pendientes de lo que ocurra con algo o alguien, sino entender que Dios tiene una
expectativa de nosotros, de su pueblo, y no nosotros de los demás. Principalmente
es que es que seamos un pueblo, con las características de Reino, comprometido,
pro-activo, vivas, correcto, leal, sincero, etc.Ya que es solo El, el que puede darnos el
lineamiento de cuáles son las expectativas que debemos de bajar a la tierra, y si no
las entendemos es que estamos transitando por las expectativas terrenales propias
y no Ahora bien, Humanamente nosotros siempre colocamos Expectativas muy
particulares y casi siempre muy altas, respecto de su entorno, creyendo o esperando
que tengan los mismos aspiracionales que uno, pero eso está equivocado, ya que
nosotros debemos de entender que la relación y entendimiento de lo que Dios quiere
de nosotros no es el mismo para cada uno, en los tiempo, las obras, etc…Creo que
siempre que entremos en una etapa de mirar las expectativas personales, es el tiempo
de mirar quien es Dios, además el que demos todo lo necesario, para que lo que
digamos sea correcto, para lo que partamos lo terminemos, para lo que con lo que nos
comprometemos lo cumplamos. Oremos en todo tiempo porque cada uno albergue el
Espíritu alineado con el Cielo y no con la tierra o mís expectativas personales, TODO
TENGA su espíritu anidando a EL y lo que representa para él, su Pueblo, Nosotros.


De acuerdo a la definición de expectativa que tiene que ver con la medida de
incertidumbre, esto quiere decir hay un porcentaje de real y un porcentaje de
supuesto. Bajo este concepto, no podemos decir que Dios se hace expectativas, pues
atenta contra una de las cualidades fundamentales de Dios que es la "omnisciencia".


Si Él se hiciese expectativas de algo, seria sencillamente porque no sabe con
certeza lo que va a pasar, y Dios conoce perfectamente lo que va a suceder. El
sabe todas las determinaciones que vamos a tomar. Si Él se hiciera expectativas de
algo, entonces seria imperfecto, porque hay un porcentaje de sucesos que escapan
de su omnisciencia. Dios deposita su confianza en nosotros (que es diferente a
tener expectativas) y es una de las grandes preguntas que siempre me he hecho...
¿Por qué Dios sigue confiando en el hombre si una y otra vez le faya? Creo que
es porque de este modo nunca podremos argumentar que Dios no nos dio una
oportunidad.


"1Pedro 3:9 (RV1960)
… sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que
heredaseis bendición." 

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